CRISIS DE MÉXICO Y EFECTO TEQUILA
La
crisis económica de México de 1994 fue una crisis iniciada en México de
repercusiones mundiales. Fue provocada por la falta de reservas
internacionales, causando la devaluación del peso mexicano durante los primeros
días de la presidencia de Ernesto Zedillo. A unas semanas del inicio del
proceso de devaluación de la moneda mexicana, el entonces presidente de los
Estados Unidos, Bill Clinton, solicitó al Congreso de su país la autorización
de una línea de crédito por $20 mil millones de dólares para el Gobierno
Mexicano, a efectos que le permitieran garantizar a sus acreedores el
cumplimiento cabal de sus compromisos financieros denominados en dólares. En el contexto internacional, las
consecuencias económicas de esta crisis se denominaron "Efecto
Tequila". En México también se le conoce como el "Error de
diciembre", una frase acuñada por el ex presidente mexicano Carlos Salinas
de Gortari para atribuir la crisis a las presuntas malas decisiones de la
administración entrante de Ernesto Zedillo Ponce de León y no a la política
económica de su sexenio. CAUSAS:
Administración de Carlos Salinas de Gortari. La administración del presidente
Carlos Salinas de Gortari, 1988-1994, tomó medidas para lograr una rápida
transición al neoliberalismo capitalista y dio especial importancia a la
inversión extranjera. Esta administración privatizó la banca nacional (la cual
estaba en manos del estado y había sido intervenida apenas doce años antes por
el presidente José López Portillo). Los fondos provenientes de estas ventas y
de las de otras compañías del gobierno se invirtieron en infraestructura con el
objetivo de aprovechar las posibilidades del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte con Estados Unidos y Canadá. La popularidad y credibilidad de
Salinas alcanzaron niveles altos, ya que la burbuja de crecimiento económico
propiciada por la estabilidad y la baja inflación, hizo que muchos políticos y
los medios afirmaran que «México estaba a punto de convertirse en un país del
primer mundo», y de hecho, fue la primera de las naciones recientemente
industrializadas en ser aceptada en la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico OCDE en mayo de 1994. No obstante, era un hecho conocido
que el peso estaba sobrevaluado (al menos un 20%, de acuerdo a algunas
fuentes), pero la vulnerabilidad económica no era bien conocida o era
minimizada por los políticos de Salinas o por los medios. Esta vulnerabilidad
se agravó por varias decisiones de política macroeconómica de su administración
y por varios eventos de inestabilidad política que se suscitaron en 1994. La
mayoría de los economistas e historiadores económicos, como Hufbauer y Schoot
(2005) reconocen varios eventos y políticas macroeconómicas de la
administración de Salinas que propiciaron la crisis económica de 1994: 1994 fue el último año del sexenio de
Salinas, quien, siguiendo la tradición del PRI en cada año de elecciones inició
un increíblemente alto gasto gubernamental en obras públicas, lo cual se
tradujo en un déficit histórico. Para poder mantener este déficit de cuenta
corriente histórico (un 7% del PIB), Salinas emitió los Tesobonos, un tipo de
instrumento de deuda que aseguraba el pago en dólares, en lugar de pesos
mexicanos. El decreto de los tesobonos se publicó en el diario oficial el 27 de
junio de 1989, en este mismo año se realiza la primera emisión por un monto de
10 millones de dólares, con un plazo de 182 días y una tasa nominal al
vencimiento de 34.5% anual. México
experimentó, común en esos días, prácticas bancarias relajadas o incluso
corruptas; más aún, algunos miembros de la familia de Salinas (aunque sólo su
hermano Raúl fue encarcelado) fueron acusados de transacciones ilícitas. El candidato presidencial del Partido
Revolucionario Institucional (en el gobierno desde 1929), favorito para las
elecciones, Luis Donaldo Colosio, fue asesinado en marzo de ese año. Esto provocó
que el saldo de los tesobonos se situara en 7.049 millones de pesos, esto fue
un incremento del 83% respecto al año de diciembre del año anterior, y unos
meses después, José Francisco Ruiz Massieu, Secretario General del PRI, también
fue asesinado. El EZLN, una rebelión
insurgente de Chiapas, le declaró la guerra al gobierno el 1 de enero; aunque
el conflicto armado terminó 2 semanas después, las inconformidades y peticiones
de los insurgentes eran causa de preocupación, especialmente para los
inversionistas. Estos dos últimos
eventos, y el creciente déficit de cuenta corriente alimentado por la demanda
del consumidor y el enorme gasto gubernamental, alarmó a los inversionistas que
habían comprado los tesobonos, principalmente ciudadanos mexicanos y algunos
extranjeros, quienes los vendieron rápidamente, vaciando las reservas
internacionales del Banco de México, las cuales de por sí se encontraban en
niveles muy bajos. La política ortodoxa que debía realizarse ante tal
situación, era incrementar las tasas de interés, permitiendo que la base
monetaria se contrajera, para evitar que más dólares siguiesen siendo extraídos
de las reservas rápidamente (Hufbauer & Schott, 2005). Sin embargo, dado
que era un año de elecciones (en ese entonces consideradas las más
transparentes del país, y las primeras con observadores internacionales) y ya
que el resultado hubiera sido distinto si había una desaceleración económica,
el Banco de México decidió comprar la deuda mexicana para mantener la base
monetaria e impedir que las tasas de interés se incrementaran, lo cual, a su
vez, causó una mayor fuga de dólares de las reservas internacionales a niveles
históricamente bajos (que llegarían a 9 mil millones de dólares; a modo de
comparación, el 2005 llegaron a $70 mil millones arrastrados de las crisis anteriores). La crisis era inevitable, y terminar con
la paridad fija del peso tan sólo era una de las muchas correcciones que tenían
que realizarse. No obstante, aún después de las elecciones, durante los últimos
5 meses antes de la toma de posesión de Ernesto Zedillo, la administración de
Salinas no realizó ningún ajuste.
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