LEVANTAMIENTOS DEMOCRÁTICOS EN EL NORTE
ÁFRICA Y MEDIO ORIENTE
Los
levantamientos populares que se propagaron por el Norte de África y Oriente
Medio desde finales de 2010 continuaron determinando durante 2012 los
acontecimientos de la región en materia de derechos humanos. En Siria, el conflicto armado interno entre
las fuerzas del gobierno y la oposición asolaba el país. A lo largo de 2012
persistieron los abusos graves contra los derechos humanos y los crímenes de
guerra que cometían todas las partes, así como los crímenes de lesa humanidad
perpetrados por las fuerzas del gobierno, que incluyeron ataques
indiscriminados contra zonas residenciales, homicidios políticos y
tortura. El terror y la destrucción
generalizados desplazaron dentro de Siria a más de 2 millones de personas, que
quedaron expuestas a atroces condiciones humanitarias; asimismo, al final del
año habían obligado a huir del país a casi 600.000 personas más, con lo que los
Estados vecinos se vieron sometidos a presión extrema. Con la economía y las
infraestructuras destruidas y sin el fin de los combates a la vista, el futuro
de Siria parecía realmente sombrío al concluir 2012. En otras partes de la región, 2012 fue
desigual. En los países donde se había derrocado a autócratas –Egipto, Libia,
Túnez y Yemen–, los medios de comunicación gozaron de mayor libertad y la
sociedad civil tuvo más oportunidades. Sin embargo, hubo también reveses, y se
atentó contra la libertad de expresión por motivos religiosos o morales. En
Libia, la falta de medidas para poner a las milicias bajo control amenazó
asimismo los avances en materia de derechos humanos. En toda la región, los activistas políticos
y de los derechos humanos continuaron sufriendo represión. Muchas mujeres y
hombres fueron encarcelados por expresar sus opiniones, recibieron palizas o
encontraron la muerte en manifestaciones pacíficas, sufrieron tortura bajo
custodia, quedaron sometidos a la prohibición de viajar, o fueron hostigados
por agentes del Estado. En los
Estados del Golfo, se encarceló a activistas, poetas, trabajadores de la salud
y otras personas simplemente por pedir reformas o expresar sus opiniones. En Bahréin, aunque las autoridades
anunciaron reformas a bombo y platillo, continuaron privando de libertad a
personas por motivos que las convertían en presos de conciencia, incluidos
destacados miembros de la oposición y activistas de los derechos humanos.
Nuevas leyes promulgadas en Argelia y Jordania sometieron a los medios de
comunicación a controles aún más estrictos, y las autoridades marroquíes
reprimieron a periodistas y disidentes.
En los países en transición continuó el debate sobre la tan necesaria
reforma de los sectores de la justicia y la seguridad, pero se realizaron pocos
cambios concretos. En general, la impunidad de las violaciones de derechos
humanos siguió bien afianzada, aunque se tomaron algunas medidas para abordar
abusos cometidos anteriormente. Las detenciones arbitrarias, la tortura y los
juicios injustos siguieron siendo comunes, y muchos Estados, en particular Irán
y Arabia Saudí, recurrieron a menudo a la pena de muerte. Las mujeres, que eran parte esencial de los
levantamientos, no vieron cumplidas sus esperanzas en absoluto. No se atendió
su demanda de poner fin a la discriminación por motivos de género, y algunas
sufrieron abusos relacionados específicamente con el género durante las
manifestaciones. No obstante, en toda la región, las mujeres continuaron
combatiendo la discriminación arraigada en las leyes y en la práctica y
pidiendo la debida protección contra la violencia en el ámbito familiar y
contra otras formas de violencia de género.
Mientras tanto, Israel mantuvo su bloqueo militar de la Franja de Gaza y
amplió los asentamientos israelíes ilegales en Cisjordania. Debido a ello,
continuó la crisis humanitaria de los 1,6 millones de habitantes de Gaza y
persistieron las fuertes restricciones de la libertad de circulación de los
palestinos en Cisjordania y Gaza. En
noviembre de 2012, Israel lanzó una campaña militar de ocho días contra los
grupos armados palestinos que disparaban indiscriminadamente cohetes contra
territorio israelí desde Gaza; murieron más de 160 palestinos y 6
israelíes. A pesar de los reveses de
2012, la determinación y el valor mostrados por los pueblos de la región en su
continua lucha por la justicia, la dignidad y los derechos humanos revelaron
que había buenas razones para ser optimistas al final del año.
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