viernes, 8 de septiembre de 2017

EL BOOM PETROLERO


EL BOOM PETROLERO


Luego de que Velasco Ibarra y su vicepresidente fueran depuestos en 1963, vino toda una época caracterizada por una fuerte presencia militar en el mando del Ecuador.     Sin embargo no podemos hablar de una «dictadura militar» como la que existió en varios países de Latinoamérica en aquel entonces. A pesar de que el mando militar buscaba una modernización total del país, el poder oligárquico ligado a la agricultura y el comercio exterior seguían teniendo una gran influencia y en varias ocasiones no permitieron que se realicen cambios que los afectaban.     En esta época se instauraron varias de las pautas del programa Alianza para el Progreso, donde se instauró la concepción norteamericana de «desarrollo», es así como EE.UU. brindó ayuda económica y social a Latinoamérica para su modernización y como forma de contrarrestar la influencia de la Revolución Cubana y las tendencias socialistas de aquel entonces. Entre estas reformas estuvo la Reforma Agraria, con la que se buscó dejar atrás el antiguo modelo de Hacienda, en especial en la Sierra. Sin embargo, al indígena se lo endeuda vendiéndole tierra en gran parte improductiva, de zonas altas donde sólo existía páramo y pajonales. Hasta la actualidad varios autores critican esta reforma debido a su reparto injusto, donde se favoreció a sectores poderosos y nunca al indígena pobre.     Otro aspecto importante de esta época fue la dura la represión que se tuvo sobre la lucha social. En este aspecto se comparten características con el resto de dictaduras militares en toda la Latinoamérica de aquel entonces. Se recuerda la matanza de trabajadores y obreros del ingenio AZTRA en 1977, la persecución, tortura, asesinato y desaparición de muchos activistas y militantes políticos de aquel entonces, incluso se persiguió a músicos y artistas.     Aunque entre 1963 y 1979 no hubo un régimen único, la milicia fue una constante. Ejemplo es el quinto y último periodo de Velasco Ibarra, quién fue elegido en 1968 y se declaró dictador en 1970 para caer luego en 1972 bajo la mano de los mismos militares que sostuvieron su último mando.     Recordamos que para 1964 empezó operaciones el consorcio Texaco-Gulf en la Amazonía, a quien el Estado ecuatoriano otorgó alrededor de medio millón de hectáreas para la exploración y explotación de petróleo. Las operaciones 

  
empezaron con un fuerte resguardo militar lo cual causó muchos enfrentamientos entre la milicia y los pueblos nativos quienes defendían su territorio. Toda esta época se vio marcada por el exterminio de varios pueblos amazónicos, de su cultura y el comienzo de la explotación indiscriminada de petróleo, además del irreparable daño ecológico causado.     Para 1972 comenzó el auge petrolero en zonas amazónicas y el golfo de Guayaquil. Aunque la explotación comenzó desde años antes, la subida del precio del petróleo dio un altísimo ingreso al país en magnitudes que no se habían registrado antes. Esto conllevó un acelerado proceso de modernización y crecimiento de las urbes, sin embargo no significó el mejoramiento del nivel de vida. El fuerte ingreso fue muy mal administrado, hasta ahora se presume que existió enriquecimiento ilícito, además que la deuda externa del Ecuador sufrió un gran aumento durante toda esa época.     Para finales de los 70‘s el régimen militar empezó a organizar la vuelta a la democracia representativa.     La Dictadura Militar en Ecuador no tuvo la repercusión y difusión en la sociedad civil que han tenido otras dictaduras. Sin embargo, es importante recordar que ocurrió durante este periodo.     A pesar que la dictadura no estuvo siempre sujeta a algún personaje o a una Junta Militar fija, la presencia de este aparato estatal fue constante en toda la época.     El Boom Petrolero de los 70's otorgó enormes ingresos al Estado, lo cual generó una acelerada modernización de las urbes, pero en ningún momento mejoraron los niveles de vida de la población.  


VELASQUISMO


VELASQUISMO

El 15 de febrero de 1972, Velasco Ibarra, conminado por los militares, abandonó Carondelet y salió hacia Buenos Aires, a su último destierro. Este acto marcó el final político de ―el personaje del Ecuador del siglo XX de más curiosa y polémica trascendencia‖, como lo calificó Alfredo Pareja.    Velasco era doctor en Derecho, con una especialización por la Sorbona de París. Su ascenso al poder fue meteórico. En 1932 fue elegido legislador, al año siguiente ejerció como presidente de la Cámara de Diputados. Desde esta posición se hizo notar por su vehemente oratoria dirigida contra el presidente Juan de Dios Martínez Mera.  Con su caída se convocaron a elecciones para elegir Presidente. Velasco se postuló y ganó ampliamente. Comenzaba así una carrera política que lo llevaría por 5 veces a la primera magistratura del país.    Muchos pensadores han tratado de revelar la figura de Velasco Ibarra. Agustín Cueva decía que ―ha desempeñado el papel de profeta, sacerdote y padre de nuestros subproletarios, y -además- el de su abogado. Ha sido la figura simbólica tutelar que les ha permitido tener la ilusión de incorporarse a la sociedad que los marginaba‖.    Por su parte, el historiador Juan Paz y Miño manifiesta que no se puede hablar  del velasquismo como un solo proyecto político alrededor de la figura de Velasco Ibarra. Cada uno de los cinco períodos de Velasco -explica- fueron diferentes y representaron distintas condiciones históricas aprovechadas, cada vez, por diferentes sectores de los mismos grupos que dominaban el país.    Y coincide con Cueva cuando expresa que Velasco Ibarra inauguró un estilo inédito de hacer política: un discurso vibrante, que reivindicó al pueblo y que confrontaba a las oligarquías, unido a un contacto directo con las masas en grandes concentraciones realizadas en parques o plazas, mientras cada uno de los convocados, en su calidad de electores, se asumía como parte de la democracia y de la soberanía.  


LA REVOLUCIÓN JULIANA


LA REVOLUCIÓN JULIANA




Casi desde el mismo momento en que se fundó la República, en 1830, fue la banca privada y de manera especial la guayaquileña, la que financió todos los gastos del Estado, proporcionándole al erario nacional los fondos necesarios para poder cubrir sus obligaciones. Para financiar el presupuesto nacional, los gobernantes recurrían a la banca privada a la que exigían empréstitos so pena de ser clausurados o sus fondos confiscados.    Y esto tenía una razón de gran peso: en esa época no existían instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, la Corporación Andina de Fomento y muchas otras que en la actualidad financian al Estado ecuatoriano. En esos años, para poder construir carreteras, puentes, hospitales, etc. los gobernantes ecuatorianos debían recurrir a los bancos privados, que fueron, en definitiva, quienes aportaron con sus capitales para empezar a construir la infraestructura del país.     Con esos antecedentes, al llegar 1924 las deudas que el Estado había adquirido con la banca costeña -y especialmente con el Banco Comercial y Agrícola que presidía don Francisco Urbina Jado- se habían convertido en impagables. Con dineros de la banca privada se financiaba la obra pública, se pagaba los sueldos de la burocracia, y se cubrían todos los gastos que el Estado realizaba o debía realizar. Y ese dinero, en su mayor parte, era dinero de Guayaquil.     La situación económica del Estado se agravaba entonces por la gran emisión de billetes sin respaldo en oro que -para poder cubrir estos empréstitos- había emitido dicho banco con autorización del gobierno de turno, contando para el caso con una ley monetaria que lo favorecía en todos los aspectos. Situación similar a la que se viviría posteriormente con las emisiones inorgánicas que de tanto en tanto haría con el mismo propósito- el felizmente desaparecido Banco Central del Ecuador, que nacería precisamente de la revolución Juliana.     El ejemplo del Banco Comercial y Agrícola fue seguido por otras instituciones bancarias del país, que comprendieron que no había negocio más lucrativo que emitir billetes y concedérselos en préstamo, inmediatamente, al gobierno. Se abrieron entonces las llaves crediticias de la banca privada de todo el país que empezó a emitir sus propios billetes, desde el valor de un sucre en adelante.    Pero esta situación de financiamiento económico también le había dado a Guayaquil -y especialmente a don Francisco Urbina Jado- un gran poder político que se reflejaba en el hecho que, desde las candidaturas para Presidente de la República, para senadores y diputados, hasta los nombramientos de los Ministros de Estado, generalmente impuestos desde las altas esferas del gobierno, debían ser conocidos y aprobados previamente por el poderoso banco.     Así estaba la política financiera del Ecuador, cuando el 1 de septiembre de 1924 ascendió a la Presidencia de la República el Dr. Gonzalo S. Córdova R., quien llegó 

  
al poder en momentos en que el pueblo ecuatoriano empezaba a sentir los efectos de una desestabilización económica de características alarmantes, producto del exceso de circulante que no tenía el debido respaldo de oro, y lo que es peor, cuando el pueblo estaba resuelto a no soportar más una elección presidencial basada en el apoyo de las bayonetas, el oficialismo y el poder económico.     En estas circunstancias, el pueblo organizado desató una fuerte y constante oposición al gobierno reclamándole mayor atención a los problemas laborales y exigiendo sustanciales reformas al sistema económico imperante. Pero el Estado no podía resolver los problemas económicos que había heredado, pues lo primero que debía hacer era cancelarle a la banca privada los créditos que esta le había otorgado, y definitivamente no había dinero.    Era necesario encontrar una fórmula para eliminar a la banca acreedora -de manera especial a la guayaquileña, que era la más sólida y en base a eso ejercía gran poder económico y político- eliminando de paso la obligatoriedad de pagar las deudas contraídas. Solo así sería posible hacer desaparecer una deuda que a principios de 1925 ascendían nada menos que a la cantidad de 36 millones de sucres, cifra que excedía en mucho a la suma de las reservas de todos los bancos guayaquileños.     Así las cosas, el 9 de julio de 1925 estalló en Guayaquil una sublevación de militares jóvenes quienes, bajo la jefatura del Myr. Idelfonso Mendoza Vera, apresaron a las autoridades y constituyeron una Junta Militar de Gobierno. No se derramó ni una sola gota de sangre, pues los generales y oficiales mayores no opusieron resistencia y el pueblo, entusiasmado, se lanzó a las calles para aplaudir y respaldar ruidosamente a los ideólogos de dicho movimiento. En Quito el golpe fue dirigido por el Gral. Francisco Gómez de la Torre, el único de esa graduación que había tomado parte activa en la conspiración.     Pero atrás de este movimiento se ocultaba la figura del Ec. Luís Napoleón Dillon, hombre resentido con la banca guayaquileña y de manera especial con don Francisco Urbina Jado, ya que éste había denunciado con anterioridad sus intenciones de poner en circulación sus propios billetes hipotecarios, tal cual lo denunció en su oportunidad don Víctor Emilio Estrada Sciacaluga.     ―Cuando por breves semanas desempeñé el Ministerio de Hacienda, en el año 1934 tuve el derecho de trastear en algunos cajones de ese ministerio, y allí encontré la razón del 9 de Julio. El Sr. Dillon había querido, poco tiempo antes, poner en circulación sus propios billetes hipotecarios emitidos por la Sociedad de Crédito Internacional. Sin pararse en pelillos había ordenado a la American Bank Note la emisión de los correspondientes billetitos, procedió sin mayor trámite a emitirlos y llenó inclusive la formalidad de registrarlos ante un escribano del cantón Quito…     Cuando el Sr. Urbina conoció de este proyecto inflacionista lo comunicó al gobierno y éste impidió que el Sr. Dillon sacara a circular tales billetes. Desde el momento en que el Sr. Dillon se dio cuenta de que el Sr. Urbina y el Banco Agrícola se oponían 

  
a estas emisiones inflacionistas se convirtió en un enemigo jurado del Agrícola y de su Gerente, y preparó rápidamente la revolución…     La revolución del 9 de julio no vino realmente por inflación ni por desvalorización del sucre, sino por el despecho de quien quiso emitir billetes falsos y se lo prohibieron…‖ (Citado por Guillermo Arosemena Arosemena en ―La Revolución Juliana: Evento Ignominioso en la Historia de Guayaquil‖, p. 102). Derrocado el presidente Córdova, los representantes de las unidades del ejército presididos por el Myr. Juan Ignacio Pareja- constituyeron en una Junta Militar para cuya presidencia fue nombrado el Tnte. Crnel. Luís Telmo Paz y Miño, y que integraron además el Sgto. Myr. Carlos A. Guerrero, el Cap. Emilio Valdivieso, el Sbtnte. Angel Bonilla y el Tnte. Federico Struve.     Esta Junta Militar, a su vez, confió el gobierno a una primera Junta Provisional, que estuvo integrada por el Econ. Luís Napoleón Dillon, principal inspirador político y económico de la transformación; los doctores José Rafael Bustamante y Francisco J. Boloña y los generales Francisco Gómez de la Torre y Moisés Oliva, a quien un día más tarde se le solicitó la renuncia por haber estado muy vinculado con el presidente Córdova; se nombró entonces al Dr. Francisco Arízaga Luque y al Sr. Pedro Pablo Garaycoa.     Esta primera Junta fue sustituida en enero de 1926 por una nueva que los militares formaron, llamando para el caso a los doctores Isidro Ayora, Humberto Albornoz y Homero Viteri Lafronte, y a los señores Julio Moreno, Adolfo Hidalgo Narváez, José Antonio Gómez Gault y Pedro Pablo Egüez Baquerizo; pero este Gobierno Plural sólo se extendió hasta el 31 de marzo, ya que el 1 de abril el ejército nombró al Dr. Isidro Ayora como Presidente provisional.     La Revolución Juliana pretendió iniciar una reforma integral de todos los poderes del Estado, pero con la intención de hacer justicia se cometieron también muchos desacatos. Todo se lo quería hacer de nuevo: Construir, ordenar y disciplinar; y se dictó todo tipo de leyes, la mayoría de ellas, desgraciadamente, de ninguna utilidad. 




LA PLUTOCRACIA


LA PLUTOCRACIA



Ecuador, oficialmente denominado República del Ecuador, es un país constitucional, republicano y centralizado situado en la región noroccidental de América del Sur. Se divide político-administrativamente en 24 provincias, 221cantones y 1.500 parroquias. Tiene una extensión de 283 561 km². Su capital es Quito. Limita al norte con Colombia, al sur y al este con Perú, y al oeste con el océano Pacífico. El país es surcado de norte a sur por una sección volcánica de los Andes, al oeste de la cordillera se presentan el golfo de Guayaquil y una llanura boscosa; y al este, la Amazonia. El territorio ecuatoriano incluye las oceánicas Islas Galápagos a 1000 km de la costa. Es el país con la más alta concentración de ríos por kilómetro cuadrado en el mundo,12 el de mayor diversidad por kilómetro cuadrado en el planeta13 14 y uno de los países con mayor biodiversidad15 teniendo un sinnúmero de especies animales y vegetales, actualmente es el único país que tiene en su constitución el derecho del medio ambiente.     Ecuador es la octava economía latinoamericana, la séptima suramericana y la décima americana; es el país más densamente poblado de Sudamérica y el quinto del continente. Ecuador es la tercera economía con más rápido crecimiento enLatinoamérica20 21 y actualmente es uno de los países que presenta la menor tasa de desempleo de América y del resto del mundo, el dinamismo económico que está 

  
logrando el país se refleja en el crecimiento económico de 5,2% interanual, según los datos del Banco Central del Ecuador. Destaca un alto crecimiento en el sector de la acuicultura, que se refleja también en un importante crecimiento de empleo en el sector pesquero. Ecuador es un importante exportador de petróleo en la región,  además consta como el principal exportador de banano a nivel mundial24 y uno de los principales exportadores de flores, camarones y cacao.25    Gracias a la campaña turística "Ecuador ama la vida", la editora Lonel y Planet consideró a Ecuador como uno de los lugares a visitar en 2013. Ha sido seleccionado por varias instituciones internacionales, incluidas el diario español El País,  Travel Advisor  y la Asociación estadounidense de operadores turísticos, como el mejor del mundo para visitar; y la más reconocida Lonely Planet, considerada la biblia de los turistas, como el mejor destino en Latinoamérica y entre los 10 mejores del mundo para visitar. Mientras que World Travel lo calificó como el mejor destino verde a nivel mundial en 2012. También International Living lo calificó como el ―Paraíso para jubilados retirados‖ y lo distinguió con el primer lugar en su Índice Anual de Retiro.     Es actualmente uno de los países más tradicionales y culturalmente mejores conservados del planeta, tiene 5 nominaciones para el Patrimonio Cultural de la Humanidad, dos por Patrimonio natural de la humanidad y más de 20 candidatos para otras conmemoraciones de la Unesco.  Quito, la capital de los ecuatorianos, ha sido considerada la cuarta ciudad capital con mejor calidad de vida de Latinoamérica, tras Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile; actualmente compite para ser considerada una de las 7 "Ciudad Maravilla del Mundo".    Los primeros asentamientos humanos en el territorio ecuatoriano se remontan a 12 000 a. C. (El Inga, Chobshi, Cubilán, Las Vegas),35 posteriormente se desarrollaron varios pueblos precolombinos. El Imperio incaico conquistó parcialmente la región a mediados del siglo XV, y la conquista española en este territorio se inició un siglo después, en 1534. Fue colonia española durante casi trescientos años.     La época independentista tuvo sus orígenes en 1809, e inició el proceso emancipador comprendido desde 1820 hasta 1822. Después de la definitiva independencia del dominio español, parte del territorio se integró rápidamente a la Gran Colombia, mientras el territorio del litoral permaneció independiente hasta la anexión vía manu militari por parte de Simón Bolívar. En 1830 los territorios colombianos del sur se separaron y se creó la nación ecuatoriana. Desde los inicios de la república existió inestabilidad política, lo que condujo al origen de varias revoluciones a lo largo del siglo XIX y conflictos limítrofes con Colombia. El siglo XX estuvo marcado por los conflictos limítrofes con el Perú, y la conformación de gobiernos militares. En 1979, el país volvió al sistema democrático, aunque la inestabilidad política entre 1996 a 2006 llevó al país a una crisis económica, política y social, dando como resultado la dolarización de su economía y tres presidentes derrocados antes de terminar su mandato.   


LA REVOLUCIÓN LIBERAL


LA REVOLUCIÓN LIBERAL


La Revolución liberal, también conocida como Guerra civil ecuatoriana fue un movimiento revolucionario en contra de los gobiernos de carácter conservador, e impulsado por varias facciones insurgentes lideradas por Eloy Alfaro. La revolución tiene como fecha inicial el 5 de Junio de 1895 en Chone cuando Eloy Alfaro fue proclamado como Jefe Supremo. Posteriormente Alfaro fue nominado Presidente Constitucional del Ecuador.    

  
Los inicios de la revolución toman lugar tras el ascenso al poder de Ignacio de Veinte milla y sus posteriores intenciones de declararse dictador, con lo cual varios sectores del país empezaron a formar movimientos revolucionarios en contra del gobernante. Las tropas al foristas, con apoyo conservador, vencieron, tras lo cual Veinte milla fue derrocado, sin embargo, los conservadores permanecieron en el poder hasta el estallido de la revolución liberal en 1895.    Tras la caída del presidente interino Vicente Lucio Salazar, en manos de los liberales, Eloy Alfaro tomó el mando de Ecuador y ordenó la creación de la Constitución de 1897, la cual lo declaró Presidente Constitucional. Fue sucedido por su propio coideario Leónidas Plaza Gutiérrez, aunque luego sus diferencias lo llevaron a conflictos entre ellos. Alfaro vuelve a la lucha armada en el gobierno de Lizardo García a quien derrotó, llegando nuevamente al poder y gobernando hasta 1911. Un año más tarde Alfaro fue capturado por tropas conservadoras, enviado a prisión a la capital Quito, desde donde fue extraído por un grupo de manifestantes presumiblemente conservadores, torturado y asesinado. Los liberales continuarían en el poder por varios años más.    La revolución es considerada uno de los episodios más importantes de la historia ecuatoriana, debido a su impacto en la política y en la sociedad. Entre los principales aspectos de esta revolución está la implantación del laicismo en el Ecuador, con lo cual la Iglesia y el Estado fueron formalmente separados. Otras áreas donde hubo cambios significativos respecto al estado que imparten desde la Colonia, se enfocaron en permitir la libertad de culto, la confiscación de los bienes eclesiásticos, la abolición del catolicismo como religión estatal, la enseñanza laica y el divorcio.    




EL NUEVO ESTADO DEL SIGLO XIX


EL NUEVO ESTADO DEL SIGLO XIX
Al igual que Venezuela, el Ecuador buscó su identidad nacional fuera de la Gran Colombia. La experiencia política del país fue menos violenta que la venezolana, y su estructura social más convencional, dividida como estaba entre una elite blanca, un sector mestizo móvil y una amplia base india con focos localizados de población negra. El Ecuador tenía también sus propios agravios contra el modelo político boliviano. La política económica liberal de Colombia no proporcionaba suficiente protección a la industria ecuatoriana, ya dañada por la política de los Borbones, la guerra y las rutas de exportación cortadas. 

    El país había sufrido también por el reclutamiento militar exhaustivo y la exacción de préstamos y suministros forzosos. Ecuador sostuvo una parte sustancial del esfuerzo final en la guerra de Perú, y Bolívar exprimió la economía ecuatoriana hasta agotarla para pagar el ejército colombiano. Las grandes fincas agrícolas rendían poco más que una producción de subsistencia y el único producto con una salida comercial era el cacao, junto con una cierta actividad de los astilleros de Guayaquil, que construían y reparaban los buques. 

    Todos estos problemas fueron olvidados por el régimen de Santander en la Gran Colombia. Bogotá no le ofrecía ni exenciones fiscales, ni protección, ni subsidios a Ecuador. Y su liberalismo provocó el conservadurismo latente de la clase dirigente ecuatoriana, una de cuyas exigencias consistía en el mantenimiento del tributo indio y la esclavitud negra. Los ecuatorianos estaban infrarrepresentados en el gobierno central y en sus cargos administrativos, y en su tierra tenían la impresión de estar siendo colonizados por nuevos imperialistas, ya que los liberales extranjeros permanecían allí prácticamente como si de un ejército de ocupación se tratara y las instituciones civiles y militares ecuatorianas estaban integradas por soldados y burócratas procedentes de otras partes de la Gran Colombia. 

    Cuando Bolívar se encaminó al Sur, para dirigir personalmente la guerra de Perú no dudó en convocar una junta consultiva que propusiera reformas diseñadas para superar las necesidades de los Departamentos del Sur (Ecuador), y publicar una serie de decretos que establecían en estos territorios medidas administrativas y fiscales no aplicables al resto de la unión. Bolívar se mostró de acuerdo en prohibir la importación al Ecuador de una serie de productos textiles específicos que entraban en competencia con los suyos; pero incluso su política fue incapaz de mantener al país en la unión y, el 13 de mayo de 1830 de la mano de Juan José Flores, se separó del sueño bolivariano. 

ASPECTOS ECONÓMICOS Y SOCIALES


ASPECTOS ECONÓMICOS Y SOCIALES


Las economías hispanoamericanas no reaccionaron inmediatamente a la emancipación. Las guerras de independencia destruyeron muchas vidas y propiedades, y el terror y la inseguridad provocaron, además, la huida de mano de obra y capital, lo que dificultaba organizar la recuperación y hacía aún más difícil diversificar la economía. Las economías nacionales se encontraban divididas desde un comienzo por rivalidades internas, por disputas entre el centro y las regiones, entre comercio libre y proteccionismo, entre agricultores que buscaban vías de exportación y los que apoyaban a la industria o la minería, entre los partidarios de los productos importados baratos y los defensores de la producción nacional. 

    La disputa fue ganada por los que promovían la exportación de materias primas y la importación de artículos baratos, y los británicos estaban al acecho para aprovecharse de las ventajas derivadas de esta decisión. 

    Como ya hemos apuntado, la apertura de Hispanoamérica al comercio internacional se ha considerado tradicionalmente como uno de los grandes logros de la independencia. La entrada de navíos, empresarios y bienes manufacturados extranjeros, junto con la exportación directa de productos de estancia y hacienda a los mercados mundiales fueron considerados como constitutivos de una nueva etapa en la historia de los países independientes. Sin embargo se ha puesto en duda esta apreciación, ya que el hecho de que el mercado y el comercio sudamericano fuesen de pequeñas dimensiones, limitando sobremanera las perspectivas de crecimiento, la facturación de productos lenta, las comunicaciones malas, las tarifas y comisiones 
  
  
altas, etc., hacían dudar a los comerciantes extranjeros antes de invertir capital en este comercio. 

    La agricultura tropical vivía un momento menos boyante que en la fase anterior, y se enfrentaba también a la competencia internacional. A pesar de todo, encontró la forma de sobrevivir y crecer, sobre todo al ser un bien altamente propicio para la exportación, aunque no mostró señales significativas de crecimiento hasta bien avanzado el siglo. El cacao continuó siendo uno de los productos de exportación característicos de la Sudamérica tropical, aunque todavía de-pendiente del mercado español y, por tanto, con pocas posibilidades de experimentar un crecimiento espectacular. El Ecuador y Venezuela siguieron compitiendo en busca de consumidores, aunque en el caso de Venezuela el cacao sufrió un declive relativo entre los artículos exportados. 

    Los dos grandes factores de cambio social a finales del s. XIX, el incremento de la producción orientada hacia la exportación y el crecimiento demográfico, no operaban todavía durante las primeras décadas que siguieron a la Independencia. La expansión del sector exportador fue relativamente modesta en este período, y las tendencias demográficas no eran aún lo suficientemente fuertes como para afectar a la estructura social. 

    La mayor parte de Hispanoamérica experimentó una tendencia demográfica alcista tras la Independencia, si bien existían diferencias regionales no siempre fáciles de explicar. Las ciudades importantes, e incluso los puertos, tuvieron un crecimiento demográfico relativamente lento, quizás un nuevo signo de las consecuencias limitadas de la nueva relación entre Hispanoamérica y la economía mundial, aunque fue el sector urbano el que atrajo a los inmigrantes europeos más cultos y especializados, que se distinguían más por su talento que por su número. 

ASPECTOS POLÍTICOS 

 La militarización del poder sobrevivió a las guerras de independencia. En la mayoría de los países el ejército sobrevivió con sus numerosos oficiales, sus tropas -muchas veces sin pagar- , y su fuero militar. Los políticos civiles tuvieron serios problemas para controlar a los militares o para sustituirlos por una milicia. Los militares se quejaban fuertemente de los políticos civiles y afirmaban que el ejército no estaba recibiendo las recompensas que se habían ganado durante la guerra. 

    El objetivo básico de los políticos consistía en hacerse con el control del Estado y de la distribución de sus recursos. Los medios para alcanzar el poder eran las agrupaciones, o facciones, o partidos políticos. No se trataba de Partidos en el sentido actual, esto es: organizaciones que expresan programas específicos que pueden suscitar la adhesión de gran número de personas y enfocados a ganar unas elecciones. Sólo una minoría estaba involucrada activamente en la política, y la movilización no llegaba a toda la nación,   ni penetraba en todos los niveles de la sociedad. 

    Generalizando, dos son las tendencias que encontramos en estos momentos, la conservadora por un lado y la liberal por el otro. Las diferencias ideológicas se han solido interpretar en términos de intereses de clase o de grupo. Estas alineaciones daban lugar a coaliciones de conservadores contra liberales. Sin embargo, dados los intereses de cada grupo económico y la superposición y multiplicidad que de estos intereses se solía producir, aparte de los alineamientos por motivo de conciencia sin contar con la clase o el status, que también los había, era normal encontrar, por ejemplo, comerciantes, terratenientes o profesionales liberales en casi cualquier grupo político. 

    El objetivo básico de los liberales consistía en la reforma de las instituciones sociales, económicas y políticas, con el fin de establecer la libertad individual, protegerla con la igualdad legal y garantizarla con la supremacía del estado laico. La libertad individual implicaba también libertad de pensamiento, lo cual constituía normalmente un objetivo esencial del liberalismo en todos los países. En torno a 1830, el primer liberalismo dio paso a gobiernos conservadores, que detuvieron la reforma, pero que, al mismo tiempo, posibilitaron la existencia de condiciones relativamente estables, en un período de prosperidad moderada. En los años anteriores a 1850 comenzó una tercera fase, en la que las luchas políticas hicieron más nítida las divisiones y el conservadurismo se vio desafiado por un resurgimiento liberal.